Vivimos en un mundo en el que si te distraes lo más mínimo, acabas perdiendo algo, o al menos sin posibilidad de conseguir ese algo.
La falta de concentración se paga a un precio muy alto. En el instituto no puedes descolgarte una semana, porque después esa distracción se verá reflejada en tus notas; en el trabajo, esa falta de concentración, puede pagarse con tu puesto de trabajo.
Muchas veces esas faltas de concentración, van por rachas. No podemos tener siempre el mismo nivel de concentración, es imposible. El ser humano no puede estar siempre concentrado. Hay momentos en los que tu cerebro dice para, hasta aquí, y es entonces cuando desconectas. La gente desde fuera te ve como empanado/a pero lo cierto es que simplemente tu mente necesitaba un descanso, y cuanto más tardes en tomártelo, más durará esa falta de concentración. Creo que hay veces que estamos sometidos a mucho estrés, y eso pasa factura. Quién sabe cuánto vas a tardar en salir de esa nube sin estrés, de ese no se qué escribir porque no puedo pensar, de ese no puedo estudiar porque estoy pensando en otras cosas, de ese no puedo trabajar porque mi mente no puede más...
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